martes, 30 de junio de 2009

Cambios en la francmasonería francesa

Que la masonería está cambiando, en la Europa Continental, es un hecho, como podemos apreciar en el artículo de Le Point. No siempre es así, hay Obediencias que solo se preocupan de sus “pequeñas guerras de poder”, sin enterarse que el mundo está cambiando.

Las innovaciones que acaba de realizar la Gran Logia Nacional Francesa, perteneciente a la regularidad, es un paso más grande de lo que se pueda pensar en un principio. El hecho que por primera vez en un órgano dirigente de una Gran Logia “regular” se incorpore una mujer, es un cambio en la mentalidad de muchos hermanos. Sin embargo, para otros, es algo que se debía haber producido hace muchos años. Desperdiciar el potencial de la mujer, en las logias, es un anacronismo que se debe corregir, otra cosa es debatir si las logias deben de ser mixtas o individuales, en ese aspecto hay diversidad de criterios tanto en mujeres como en hombres. De lo que no cabe duda es que los órganos de dirección deben de ser compartidos y mixtos.

En el artículo se dice que la Gran Logia Nacional Francesa admite ateos, eso es mucho decir, creo que al periodista, en su entusiasmo, se le ha ido la pluma, a no ser que mi información no sea correcta y la GLNF haya cambiado ese concepto también.

Otro gran paso, que han dado, es el hacer pública la composición de la dirección de la Gran Logia. Así se acaba con la especulación de los medios amarillistas, que viven de suscitar dudas y falsas polémicas.

Si la GLNF sigue en la línea del progresismo y de integración en la sociedad, como lo demuestra en su cuadro rector al incorporar: un Consejero encargado de ecología y del desarrollo sostenible, una Consejera encargada de los asuntos sociales y solidaridad, un Consejero encargado de las tecnologías de la información y de la comunicación o un Consejero encargado de la comunicación y la prensa, cargos que normalizan y ponen al día el futuro de la masonería, tal vez, los masones regulares españoles debamos girar la cabeza y en vez de mirar a unas islas, mirar al continente.




La Gran Logia Nacional Francesa hace
su coming out

Por Saïd Mahrane

"He aquí un anuncio que corre el riesgo de hacer mucho ruido en el medio muy secreto de la francmasonería. En nombre de la apertura y de la transparencia", el Gran Maestro de la Gran Logia Nacional Francesa (GLNF), François Stifani, va a hacer públicos los nombres de los miembros de su gabinete. ¡Lo nunca visto! Y la revolución no se detiene ahí: por primera vez, una mujer, la subprefecta de París, Malika Benlarbi, a título de consejera se va a encargar de los asuntos sociales y solidaridades, integrando el "gobierno " de una logia. Esta incluye también la presencia en sus filas de Frédéric Lacave, jefe del gabinete del prefecto de la región d' Ile-de-France, que se declara abiertamente homosexual.

La adogmatica GLNF, que acepta el ateísmo y permite a sus miembros que creen, prestar juramento sobre la Biblia, el Corán o la Torah, cultiva una vez más su diferencia. Un "liberalismo" que la logia sostiene en su voluntad de apertura y de cambio, que no rechazaría Nicolas Sarkozy,

He aquí la composición del gabinete:
Director de gabinete, el Sr. Guillaume Jublot (jefe de gabinete del Secretario de Estado encargado del desarrollo de la región capital, Christian Blanc).
Diputado Gran Maestro, el Sr. Henry Sidery (Diputado Gran Maestro).
Jefe de Gabinete, el Sr. Frédéric Lacave (subprefecto, jefe de gabinete del prefecto de región, prefecto de París).
Consejero a encargado de ecología y del desarrollo sostenible, el Sr. Alain Jacques (jefe de gabinete de Hubert Falco, en el secretariado de Estado de los antiguos combatientes).
Consejero encargado de las relaciones internacionales y de la francofonía, el Sr. Farid Temsamani (Consejero del presidente del consejo general de Yvelines).
Consejera encargada de los asuntos sociales y solidaridad, la Sra. Malika Benlarbi (subprefecta de París).
Consejero encargado de las tecnologías de la información y de la comunicación, el Sr. René Hys (jefe de empresa).
Consejero encargado de la comunicación y la prensa, el Sr. Jean-Claude Tribout (director de comunicación de la GLNF).
Consejero encargado de asuntos interiores y de intendencia, el Sr. Jean-Dominique Angeletti (jefe de empresa).

Profundas contradicciones en Ramón Franco

A excepción del vuelo del Plus Ultra de 1926, todo en la vida del comandante Ramón Franco está envuelto en una neblina de olvido, contradicciones y dominado por agitadas convulsiones...

Ciertamente la hazaña de superar el Atlántico a bordo del Dornier Do Wal “Plus Ultra” juntamente con su amigo el capitán Julio Ruiz de Alda, el teniente de navio Juan Manuel Durán y el mecánico Pablo Rada, proyectó la persona del joven aviador militar al estrellato, su sonrisa se vió auroleada por la gloria de esa misión de la aeronáutica española. Los antes y después de la singladura del Plus Ultra, son más oscuros y turbios, sacando a relucir un fuerte personalismo y profundas contradicciones.

Antes de este episodio de su vida, participó activamente en la guerra colonial del Rif en Marruecos, (1.921-1.926) y casualmente un miembro de mi familia paterna sirvió desde 1.921 hasta 1.925, como auxiliar de vuelo y mecánico de aviación en las escuadrillas de los entonces capitanes Gaona y Franco.
Según mi familiar, Ramón Franco era un oficial más del siglo XIX, que del XX, en el sentido de que por encima de todo era individualista y aventurero, siendo además profundamente indisciplinado. Cumplía sus frecuentes arrestos en una tienda en medio del campo de aviación de Tetuán, sin uniforme, ataviado con un chilaba rifeña y con barba que se dejaba crecer.
En una ocasión decidió no cumplir el arresto y voló sin gozar de permiso a la ciudad de Sevilla, donde lo primero que hizo gué dirigirse a un fotográfo y retratarse los genitales, para enviarlos por correo a sus superiores con la leyenda, “los cojones de Ramón Franco”.

El después, al vuelo del “Plus Ultra” es una trayectoria convulsa de sublevación republicana, exilio, retorno como diputado republicano para finalizar bombardeando bajo las ordenes de su hermano la Barcelona republicana que votó por él...
Tan contradictorio todo ello, como su afiliación a la masoneria, y la versión de los miembros para-fascistas de la familia Franco, de que fué asesinado por sus hermanos masones.

No han quedado para la historia ni el momento claro ni las causas de su muerte, habiendo despegado con un avión italiano del aeropuerto de Mallorca con más de una tonelada de bombas destinadas probablemente a la Barcelona leal a la República. Según parece aquél dia olvidado de 1.938 las condiciones metereológicas no eran las adecuadas.
Tampoco su familia se salvó del vergonzante olvido.

Josep Llacuna

Sorpresas en una biografía sobre Ramón Franco escrita por José María Zavala






¿Se imagina a Franco convertido en masón, republicano y divorciado?



Decimos o escribimos la palabra "Franco" y surgen en nuestra mente una imagen y unas actitudes muy claras. ¿Nos imaginaríamos a Franco como un miembro de la masonería, como un conspirador republicano, como un mujeriego impenitente? Pues sí, esa imagen es verdadera… Sólo que se ajusta a Ramón Franco Bahamonde, no a su hermano Francisco Franco. José María Zavala, autor de una excelente biografía del duque de Cádiz , recupera a otro maldito del siglo XX español: el hermano del Caudillo Un libro de cuyas revelaciones se habla en todo el mundo.
Hay quienes creen que los aventureros se acabaron cuando en el siglo XIX los hombres blancos atravesaron África de punta a punta y desaparecieron los barcos de vela. No es así. Ramón Franco, nacido en El Ferrol en 1896, fue todo un aventurero, además de conspirador, político, orador, viajero… y un dolor de cabeza para su familia, en especial para su hermano mayor: Francisco Franco,

Ramón Franco, nacido en 1896, cuatro años después que su hermano Francisco, también ingresó en el Ejército y fue destinado a Marruecos. En 1920, sus caminos, sin embargo, se separan: Francisco se hace conocido para los españoles gracias a sus hazañas en la guerra de Marruecos, donde, herido, perdió un testículo (lo cual parece ser, por lo demás, lo único que una cierta prensa retiene de este libro). Por su parte, Ramón, que se ha convertido en piloto militar, ocupa las portadas de los periódicos por otras proezas: en 1926, junto con otros tres militares, cubrió en el hidroavión Plus Ultra los más de 10.000 kilómetros que separan Palos de la Frontera de Buenos Aires. Una proeza anterior en un año al vuelo de Charles Lindbergh entre Nueva York y París.

A partir de entonces, Ramón Franco entra en un torbellino político. Se une a las conspiraciones contra Alfonso XIII y se inicia en la masonería. En diciembre de 1930, a la vez que en Jaca se subleva la guarnición, él lo hace el aeródromo de Cuatro Vientos y sobrevuela con un avión cargado de bombas el Palacio Real. Ante el fracaso del golpe huye al extranjero. Al proclamarse la República es elegido diputado a las Cortes Constituyentes en las listas de Esquerra Republicana de Catalunya.

Cuando estalla la guerra en 1936 se une a las fuerzas rebeldes que manda su hermano. Muere en 1938, en una misión de bombardeo cuando se estrella su avión. ¿Accidente?…

En Franco, el republicano, José María Zavala narra la vida aventurera de este hombre y desvela sus misterios. Durante el franquismo, Ramón Franco fue un héroe relegado al olvido. Al haberse casado en segundas nupcias gracias al divorcio que la República instauró y el franquismo abolió, se privó a su hija del apellido de su padre, al tiempo que su viuda quedaba sumida en el mayor de los ostracismos. ¿Tuvo en ello algo que ver el otro hecho, relativo a la paternidad y adopción de la única hija de Francisco Franco, a cuyo respecto José María Zavala, sin poderse pronunciar categóricamente, aporta numerosos indicios?

lunes, 29 de junio de 2009

Krausismo y laicidad

Aunque existe relación directa entre el Krausismo español, fundador de la Institución Libre de Enseñanaza y lo que se ha entendido por laicidad en España, el artículo de G. Vidal, no entra a fondo en el Krausismo y se echa de menos.

El Krausismo es una concepción más amplia que la pura laicidad. Tal y como se desarrolló en España y Latinoamérica en el S. XIX y principios del XX, el Krausismo fué una respuesta global, desarrollada más allá de Krause, respuesta que diríamos más propia de nuestro entorno a los desafíos intelectuales, éticos y políticos del momento.

La escala de valores del Krausismo supone una opción personal, libre y soberana de relación tanto con la espiritualidad como con el entorno en que la persona desarrolla su vida,.

El Krausismo tal y como se desarrolló en nuestro entorno, no define verdades dogmáticas, sino que a partir con un contacto abierto con los valores espirituales de cada persona, junto con una observación abierta y crítica de la naturaleza y la sociedad, permite desarrollar los valores personales de forma objetiva y no sometida a dogmas.

Por ello, el concepto de laicidad cobra importancia en cuanto desarrolla la capacidad de la persona a definir cuales son sus ideas y criterios, al margen de las normativas religiosas imperantes, o de los intentos de fijar un pensamiento único en lo político y social.

El Krausismo, en la estela de Hegel y otros pensadores, obliga a un replanteamiento constante, no solo de lo que se entiende como verdad, sino del propio camino hacia el conocimiento. En lo personal, presupone implicación altruista hacia el entorno: no supone, pre-supone...

Y esto es una cosa que ni las religiones dogmáticas ni las ideologías totalitarias pueden aceptar o tan siquiera, permitir.

En este punto veo una clara coincidencia entre el pensamiento krausista y el republicanismo, tal y como Ph. Pettit lo entiende.

Por ello, veo necesario profundizar esta línea de análisis, en que lo que ellas pueden aportar al pensamiento en el S.XXI, en el que hemos visto caer las ideas de los totalitarismos de izquierdas (socialismo real) y de derechas (pensamiento neocon)

El Mundo precisa de un referente moral, en el que altruismo y mejora personal coexistan con un objetivo premeditado y colectivo de mejora social.

Y si esto no existe, debemos crearlo. Y si existe, pero no funciona, debemos cambiarlo,

Enric Molas

España avanza hacia la laicidad

Por Gustavo Vidal

La inolvidable Institución Libre de Enseñanza nació, en gran parte, como respuesta ante la intolerancia católica. Algunos de sus fundadores (Azcárate, Nicolás Salmerón, Giner de los Ríos, González Linares…) habían sido expulsados de sus cátedras por el decreto del integrista católico Orovio el 26 de febrero de 1875.


Lamentablemente, la historia de España ha avanzado lastrada por la intolerancia religiosa.

Así, en 1884 el cura Félix Sardá y Salvany publicó “El liberalismo es pecado”, páginas que fueron jaleadas desde los púlpitos. Y no debe extrañarnos si recordamos las condenas papales a la democracia, el socialismo, las libertades, la masonería…

Poco después, el maridaje de la iglesia católica con los terratenientes, caciques y adinerados, constituyó un ingrediente del cóctel que explotó en la Semana trágica.

También bramaron los obispos contra la libertad de cultos del gabinete de José Canalejas, y se agitaron sotanas y escapularios por una real orden que permitía signos externos de religiones no católicas. Desde altares y confesionarios se enardecía a los ciudadanos y hasta se sucedían amenazas de guerra civil.

Y qué decir de los años tenebrosos del nacional catolicismo cuando un dictador de manos chorreantes de sangre entraba en los templos bajo palio. Mientras, miles de ciudadanos consumían su vida en el exilio, tras los barrotes oxidados de las cárceles o en el recuerdo devorador de sus parientes desaparecidos, tal vez pudriéndose bajo los secarrales anónimos de nuestra atormentada España.

En aquella nación “católica por la gracia de Dios”, miles de familias vieron partir a los suyos hacia un viaje sin retorno… eso sí, en nombre de la religión, la patria, y todas esas mentiras que sirven de bálsamo a las conciencias canallas.

Por fortuna, la sociedad ha evolucionado y podemos afirmar con esperanza que la religión puede ser un elemento de pluralidad, siempre que evitemos su condición de pretexto para imponer intereses viles. En este sentido, la anunciada ley de libertad religiosa y conciencia se presenta como un poderoso instrumento para enterrar bajo siete lápidas los desastres religiosos que tanto dolor han sembrado en nuestro país.

Para esto resulta necesario crear espacios públicos de neutralidad religiosa, lugares donde el símbolo de una fe no prevalezca sobre las libertades democráticas. Así, es de encomiar el propósito del Gobierno en la referida normativa para suprimir los símbolos religiosos de los espacios comunes, como hospitales, cárceles, cuarteles, colegios públicos, etc.

En esta línea parece muy acertado erradicar el matiz religioso de los actos públicos, como funerales de Estado o tomas de posesión de cargos de la Administración.
Obviamente urgen disposiciones claras para evitar que sean los jueces quienes hayan de mediar en polémicas sobre la libertad religiosa, así como un articulado que regule de modo preciso la objeción de conciencia y, no menos importante, los derechos de quienes no profesan religión alguna.

¿Cuál será la reacción católica? Imagino que su inercia los llevará a concebir el pluralismo como una amenaza antes que como un elemento enriquecedor. Siempre consideraron la libertad religiosa como un peligro para sus dogmas, pero frente al dogmatismo siempre han de prevalecer la libertad y la razón.

Avanzamos, por tanto, hacia un modelo de Estado impregnado de laicidad, donde las distintas religiones forman un factor de enriquecimiento pero no de enfrentamientos fanáticos, y donde el sentir religioso ha de ser ejercido en el ámbito íntimo, allí donde de verdad anidan los más auténticos sentimientos.

Gustavo Vidal Manzanares es jurista y escritor

domingo, 28 de junio de 2009

¡Por fin rectifican!

El secreto así como el misterio, siempre ha vendido mucho, tanto entre partidarios como entre adversarios, pero en el caso de la Masonería, ni los partidarios que explotan el morbo del misterio, ni los adversarios que reducen la tradicional hermandad a un foro secreto perpetuamente conspirativo, hacen justicia a la institución que ha acompañado a la sociedad occidental a la racionalidad, a un concepto equitativo de justicia y a un firme compromiso con la libertad. Ciertamente otros han acompañado en este camino, pero a las sociedades masónicas les corresponde el honor de haber roto la primera lanza.


De todos los oceános, el más grande es el que separa España de sus antiguos territorios de Ultramar. Uno a uno, fueron reclamando la mayoria de edad, y uno a uno la metropóli carpetovetónica se la fue negando, pero la mayoria de edad llega indefectiblemente y aquellos hijos se independizaron de su madre, a pesar de no gozar de su bendición.
La Francmasoneria tuvo una especial relevancia en la construcción de aquellas jovenes repúblicas escindidas de un imperio que cada vez era menos viable, precisamente por querer perpetuar viejas estructuras superadas por el momento histórico, como por ejemplo la Inquisición.
La interpretación de la desfoliación de la España imperial desde la visión del “lobby” carpetovetónico, es radical y en absoluto auticrítica, las potencias extranjeras, la masoneria y los traidores se asociaron en un contubernio conspirativo cuyo objetivo era acabar con la España eterna, auténtico baluarte de los valores cristianos...
Estas apreciaciones reforzadas en los famosos cuarenta años de dictadura franquista, han permanecido hasta la fecha en las definiciones de nuestro lenguaje oficial, y podría muy bien ser, que nuestros academicos al consultar con sus homónimos de Hispanoamérica, sobre su apreciación del término, hayan sentido el rubor de la chanza y chirigota general por mantener su definición del término anclada en errores de epócas tan obscuras como indeseables.

Josep Llacuna





La masonería ya no es “sociedad secreta”

Al menos no aparecerá definida como tal en los diccionarios editados por las Academias de la Lengua de los países de habla hispana.

Por Amando Hurtado

Hace dos años, los masones del madrileño Ateneo Génesis solicitaron de la Real Academia de la Lengua Española la corrección de los textos con los que - hasta la actual 22ª edición de su Diccionario - ha venido definiendo los términos “masonería” y “francmasonería”: con el primero de ellos se designa escuetamente a una “asociación secreta” y con el segundo, algo más explícito, a una “asociación secreta de personas que profesan principios de fraternidad mutua, usan emblemas y signos especiales, y se agrupan en entidades llamadas logias”.

Como resulta impensable que nuestros doctos académicos hayan carecido de información sobre la legalización de la Masonería (desde 1979) y desconozcan que el artículo 22.5 de nuestra Constitución (junto con la Ley Orgánica 1/2002) prohíbe en España la existencia de “asociaciones secretas”, hay que suponer que han preferido mantener la incongruencia de sus definiciones con la realidad, por razones no precisamente lingüísticas y aun a riesgo de incurrir en lo que podría considerarse toma de postura ideológica por parte de una institución nacional como La Academia, cuyo crédito exige la neutralidad o asepsia política, religiosa y científica de sus definiciones conceptuales. Guste o no, la Masonería española es una Institución nacional y universal desde el siglo XVIII, aunque tan mal conocida como suelen serlo todas las iniciativas que han estado integradas por españoles indóciles o rebeldes, enfrentados con dogmatismos y folclores explotados políticamente como tradiciones supuestamente intocables

Del morbo inspirado por el mal explicado y peor entendido “secretismo” masónico, adobado tenaz y libremente con las consabidas supersticiones populares sobre demonios, magia y “misas negras”, han tenido históricamente parte de culpa los propios masones, por no haber querido o podido (hasta hace muy poco tiempo) dar publicidad a su metodología simbolista de iniciación filosófica, facilitando con ello la labor de sus habituales detractores.

Tras un primer rechazo de reparación del entuerto y de casi dos años de obligadas consultas con las Academias de los países de habla hispana, la Real Academia de la Lengua Española, con fecha 23 de marzo de 2009, ha confirmado que en su 23ª edición del Diccionario definirá la Masonería como “Asociación universalmente extendida, originariamente secreta, cuyos miembros forman una hermandad iniciática y jerarquizada, organizada en logias, de ideología racionalista y carácter filantrópico”.

La nueva definición esquemática pone de relieve que la Masonería es una “asociación universalmente extendida” y no una “sociedad secreta” (aunque lo fuera en otro momento) y que se trata de una hermandad “iniciática”, es decir: con finalidad y contenido filosóficos. Habría sido mucho pedir a la Real Academia que aclarase, además, que la mencionada “jerarquización” solo es cierta en lo que se refiere al procedimiento iniciático gradual, que imita muy concretamente el de la fraternidad de los constructores escoceses (Aprendices, Compañeros y Maestros) reorganizada por William Schaw a finales del siglo XVI, jurando guardar secreto respecto a las técnicas aprendidas en los talleres, con el fin de evitar su distorsión en manos de falsos profesionales.

Sin duda, junto al pequeño regocijo de los masones de habla hispana por esta puesta al día de nuestro lexicón se van a oír algunos aullidos, más o menos feroces...

Amando Hurtado es escritor y licenciado en Derecho