Está visto que la Iglesia Católica es intransigente en todos los países donde está establecida, ahora le toca a Mónaco. El citado Monseñor René Giuliano, se podría alinear con la Conferencia Episcopal Española que últimamente está que se sale.
Primero fue la justificación por Antonio Cañizares, ex cardenal arzobispo de Toledo y Primado de España, y actual Prefecto de la Sagrada Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, aludiendo a los sacerdotes pederastas irlandeses y quitando hierro al escándalo por las miles de víctimas de violación y torturas cometidas por la iglesia en Irlanda. A su juicio, la culpa de que esos hechos ocurran “la tenemos todos” y es un crimen mayor interrumpir un embarazo que violar y torturar menores de edad, sistemáticamente durante décadas, silenciarlo, y criminalizar socialmente a las víctimas que se atrevían a contar algo para que su testimonio no fuese tenido en cuenta.
Al poco tiempo Ricardo Benjumea, redactor jefe de Alfa y Omega, semanario editado por el Arzobispado de Madrid casi justifica la violación al declarar:“La cuestión es, reducido el sexo a mero entretenimiento, ¿que sentido tiene mantener la violación en el Código Penal? ¿No debería equiparse a otras formas de agresión, como si, por ejemplo, obligáramos a alguien a divertirse durante algunos minutos? ¿Por qué tanta disparidad en las condenas?” y sigue diciendo. “Cuando se banaliza el sexo, se disocia de la procreación y se desvincula del matrimonio, deja de tener sentido la consideración de la violación como delito penal”.Después de todas estas barbaridades ¿a quién quieren dar lecciones de moral y de ética?.
Por suerte, no toda la iglesia es así ni piensa igual, hoy mismo en La Vanguardia, en un artículo de Oriol Domingo, viene unas declaraciones de Hilari Rauger, monje de Montserrat hablando sobre la muerte de Vicente Ferrer y de la Conferencia Espiscopal, que como es un texto corto lo incluyo íntegramente.
«Una representación de políticos catalanes tenía que haber ido a India para dar el último adiós a Vicente Ferrer. Así lo sostiene Hilari Raguer, historiador y monje de Montserrat, que se expresa con su habitual claridad. “Los políticos -argumenta Raguer- nos han acusado a los ciudadanos de abstencionistas a raíz de la escasa participación en las recientes elecciones europeas. Ahora los ciudadanos, al menos yo, podemos devolverles esta acusación. Les acuso de abstencionistas en este caso porque los políticos catalanes tenían que haber ido al funeral de Vicente Ferrer.
Los catalanes presumimos de tener catalanes universales y de estar abiertos al mundo. Y aquí tenemos uno, Vicente Ferrer, que es un catalán universal como una catedral. Hemos de ser consecuentes y actuar de manera coherente. Y no lo hemos hecho. Vicente Ferrer merece una mayor atención y una mejor solidaridad con su persona y su obra”.
Otra cuestión planteada a Hilari Raguer -que por la mañana participó en el programa “Els matins de TV3” y por la tarde, ya en la abadia de Montserrat, estuvo en contacto con “La Vanguardia”- fue sobre la situación personal del cooperante catalán. Un ex jesuita, secularizado, casado y que, según se decía en su entorno, no había podido soportar el peso de la institución religiosa. El monje Raguer señala al respecto que “a mi me consta de una manera personal y directa que muchos jesuitas, especialmente en países de la América Latina, se han entregado totalmente en el pasado y se entregan hoy a los pobres y a los oprimidos, incluso hasta el martirio. Y me consta que estos jesuitas entregados a los demás y en dificultades tienen el solidario apoyo de la Compañía de Jesús”.
En este conjunto de consideraciones, Raguer se ha referido al hecho de que la Conferencia Episcopal Española, cuya facilidad para emitir comunicados es notable, no ha publicado ninguna nota de pesar por el fallecimiento de Vicente Ferrer. “No lo entiendo. Tienen otras miras, otras prioridades. Se retratan con este gesto”, asegura el monje. En esta línea y en sus declaraciones televisivas, Hilari Raguer apuntó que “hay sectores de la Conferencia Episcopal que sienten nostalgia del sistema franquista de relaciones entre la Iglesia católica y el Estado español”.
Otra cuestión abordada por Hilari Raguer es el del desarrollo de la ley de memoria histórica, ampliada con la ley de fosas. El monje entiende que esta iniciativa es necesaria. “Los que dicen -señala- que esto es remover las heridas son aquéllos que durante 40 años estuvieron dando su versión de la guerra civil y que cuando se comienza a mostrar la otra cara de la luna, entonces hablan de reconciliación y del pacto de la transición”.»
Primero fue la justificación por Antonio Cañizares, ex cardenal arzobispo de Toledo y Primado de España, y actual Prefecto de la Sagrada Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, aludiendo a los sacerdotes pederastas irlandeses y quitando hierro al escándalo por las miles de víctimas de violación y torturas cometidas por la iglesia en Irlanda. A su juicio, la culpa de que esos hechos ocurran “la tenemos todos” y es un crimen mayor interrumpir un embarazo que violar y torturar menores de edad, sistemáticamente durante décadas, silenciarlo, y criminalizar socialmente a las víctimas que se atrevían a contar algo para que su testimonio no fuese tenido en cuenta.
Al poco tiempo Ricardo Benjumea, redactor jefe de Alfa y Omega, semanario editado por el Arzobispado de Madrid casi justifica la violación al declarar:“La cuestión es, reducido el sexo a mero entretenimiento, ¿que sentido tiene mantener la violación en el Código Penal? ¿No debería equiparse a otras formas de agresión, como si, por ejemplo, obligáramos a alguien a divertirse durante algunos minutos? ¿Por qué tanta disparidad en las condenas?” y sigue diciendo. “Cuando se banaliza el sexo, se disocia de la procreación y se desvincula del matrimonio, deja de tener sentido la consideración de la violación como delito penal”.Después de todas estas barbaridades ¿a quién quieren dar lecciones de moral y de ética?.
Por suerte, no toda la iglesia es así ni piensa igual, hoy mismo en La Vanguardia, en un artículo de Oriol Domingo, viene unas declaraciones de Hilari Rauger, monje de Montserrat hablando sobre la muerte de Vicente Ferrer y de la Conferencia Espiscopal, que como es un texto corto lo incluyo íntegramente.
«Una representación de políticos catalanes tenía que haber ido a India para dar el último adiós a Vicente Ferrer. Así lo sostiene Hilari Raguer, historiador y monje de Montserrat, que se expresa con su habitual claridad. “Los políticos -argumenta Raguer- nos han acusado a los ciudadanos de abstencionistas a raíz de la escasa participación en las recientes elecciones europeas. Ahora los ciudadanos, al menos yo, podemos devolverles esta acusación. Les acuso de abstencionistas en este caso porque los políticos catalanes tenían que haber ido al funeral de Vicente Ferrer.
Los catalanes presumimos de tener catalanes universales y de estar abiertos al mundo. Y aquí tenemos uno, Vicente Ferrer, que es un catalán universal como una catedral. Hemos de ser consecuentes y actuar de manera coherente. Y no lo hemos hecho. Vicente Ferrer merece una mayor atención y una mejor solidaridad con su persona y su obra”.
Otra cuestión planteada a Hilari Raguer -que por la mañana participó en el programa “Els matins de TV3” y por la tarde, ya en la abadia de Montserrat, estuvo en contacto con “La Vanguardia”- fue sobre la situación personal del cooperante catalán. Un ex jesuita, secularizado, casado y que, según se decía en su entorno, no había podido soportar el peso de la institución religiosa. El monje Raguer señala al respecto que “a mi me consta de una manera personal y directa que muchos jesuitas, especialmente en países de la América Latina, se han entregado totalmente en el pasado y se entregan hoy a los pobres y a los oprimidos, incluso hasta el martirio. Y me consta que estos jesuitas entregados a los demás y en dificultades tienen el solidario apoyo de la Compañía de Jesús”.
En este conjunto de consideraciones, Raguer se ha referido al hecho de que la Conferencia Episcopal Española, cuya facilidad para emitir comunicados es notable, no ha publicado ninguna nota de pesar por el fallecimiento de Vicente Ferrer. “No lo entiendo. Tienen otras miras, otras prioridades. Se retratan con este gesto”, asegura el monje. En esta línea y en sus declaraciones televisivas, Hilari Raguer apuntó que “hay sectores de la Conferencia Episcopal que sienten nostalgia del sistema franquista de relaciones entre la Iglesia católica y el Estado español”.
Otra cuestión abordada por Hilari Raguer es el del desarrollo de la ley de memoria histórica, ampliada con la ley de fosas. El monje entiende que esta iniciativa es necesaria. “Los que dicen -señala- que esto es remover las heridas son aquéllos que durante 40 años estuvieron dando su versión de la guerra civil y que cuando se comienza a mostrar la otra cara de la luna, entonces hablan de reconciliación y del pacto de la transición”.»