Que el Vaticano no entienda la iniciativa parlamentaria española, como en su momento la belga, es algo natural. Pretender que el Vaticano entienda que el mundo está cambiando es pedirle mucho a una Institución que, desde hace 2009 años, sigue creyendo que solo ella tiene la verdad.
No es la primera vez, ni será la última, que la iglesia vaticana va contracorriente siguen erre que erre, con su "dogma" a cuesta y claro, están en contra del divorcio, del aborto, del preservativo (aunque suponga poder contagiarse de SIDA), de la investigación con células madres (aunque salven vidas humanas) y un largo etc.
No se dan cuenta que incluso los que públicamente aceptan o incluso defienden los postulados papales, luego, en privado, te dicen lo contrario. Y todavía hay más, algo que no se puede entender, que las voces discrepantes de sectores importantes de la propia iglesia católica no son escuchadas, sobre todo, por la Conferencia Episcopal Española que se mantiene en su ultramontanismo de siempre. Esa Conferencia Episcopal a la que el Gran Maestro de la GLE le pide audiencia.
No es la primera vez, ni será la última, que la iglesia vaticana va contracorriente siguen erre que erre, con su "dogma" a cuesta y claro, están en contra del divorcio, del aborto, del preservativo (aunque suponga poder contagiarse de SIDA), de la investigación con células madres (aunque salven vidas humanas) y un largo etc.
No se dan cuenta que incluso los que públicamente aceptan o incluso defienden los postulados papales, luego, en privado, te dicen lo contrario. Y todavía hay más, algo que no se puede entender, que las voces discrepantes de sectores importantes de la propia iglesia católica no son escuchadas, sobre todo, por la Conferencia Episcopal Española que se mantiene en su ultramontanismo de siempre. Esa Conferencia Episcopal a la que el Gran Maestro de la GLE le pide audiencia.